Había una vez un agricultor, que con su buen hacer y esfuerzo producía lo suficiente para abastecer a su pueblo. Ese agricultor colaboraba con otros agricultores de su región, sabedor de que por sí solo no era posible llegar a producir lo necesario para poder aumentar el número de personas a las que había que dotar de provisión de alimento suficiente. La región prosperaba y a lomos de esa prosperidad, la armonía reinaba; todos sabían su papel, todos lo ejecutaban; los más capaces se encargaban de dirigir, con la mente siempre puesta en seguir creciendo como región y no en el propio interés de ninguno de ellos.
El agricultor
El agricultor
El agricultor
Había una vez un agricultor, que con su buen hacer y esfuerzo producía lo suficiente para abastecer a su pueblo. Ese agricultor colaboraba con otros agricultores de su región, sabedor de que por sí solo no era posible llegar a producir lo necesario para poder aumentar el número de personas a las que había que dotar de provisión de alimento suficiente. La región prosperaba y a lomos de esa prosperidad, la armonía reinaba; todos sabían su papel, todos lo ejecutaban; los más capaces se encargaban de dirigir, con la mente siempre puesta en seguir creciendo como región y no en el propio interés de ninguno de ellos.