Hoy hace exactamente un año que comenzó esta aventura.
Poco antes empecé a oír hablar de esta plataforma, y me empezó a parecer el lugar ideal para matar el gusanillo que llevaba dentro desde tiempos inmemoriales.
Y de repente, el 14 de junio de 2023 me lancé a perpetrar unas líneas, sin pensar demasiado en si alguien lo leería o no, si a esos pocos que lo leyeran les gustaría o no, o si iba a mantener una constancia en esta afición, que como todo hobby corre el riesgo de “gastarse” algún día. Aquellas líneas las leyeron no mucho más de diez o veinte personas a lo sumo. Por supuesto, como si de una start up se tratara, aquellos lectores se enmarcaban dentro de eso que llaman las tres F, aunque en realidad solamente respondían a dos de las F (friends and family).
Un año después, aquí estáis algo más de doscientos, de los cuales alrededor del 70% se pueden considerar fieles o muy fieles incluso; y con un 50% aproximadamente de personas que no conozco de nada. Una cifra pequeña, sin duda, y que palidece ante la llegada que tienen otras personas que escriben en esta plataforma; pero que a mi personalmente me deja satisfecho. Así que, simple y llanamente, gracias a todos.
Como pequeño auto homenaje de felicitación por este primer cumpleaños, hoy os copio aquellas primeras líneas que, imagino, muchos no habéis llegado a leer, tituladas Las personas y las organizaciones:
Desde hace mucho tiempo se puede leer y escuchar repetidamente, primero por parte de muchos gurús (reales o ficticios) de la gestión y luego ya por todos los advenedizos en forma de asesores, consejeros, divulgadores varios, etc, el mantra (ya casi convertido en soniquete) de “hay que poner a las personas en el centro de las organizaciones, hay que poner a las personas en el centro de las decisiones empresariales”.
Y alrededor de ello se ha creado todo un negocio para esos gurús y esos advenedizos varios, consistente en charlas, conferencias, consultorías, publicaciones, cursos de formación a directivos, y demás formatos. Como dichos formatos se han convertido por muchos motivos y desde hace mucho tiempo en una maquinaria bien engrasada y con un funcionamiento más que probado, tenemos el círculo virtuoso formado.
Dicho círculo consiste en una serie de personas que venden a una serie de empresas una serie de mensajes que, pese a contener una serie de tonterías, calan primero en una serie de áreas de las empresas a las que les viene muy bien para justificar su existencia, permean después entres espectros directivos a los que les permite dar un discurso corporativo muy chulo y publicar maravillosos artículos en prensa y/o redes sociales, y así terminan llegando al pobre infeliz que termina pensando que, efectivamente, desde ese mismo día él va a estar en la cabeza de quienes toman las decisiones. No solamente en la cabeza, qué diablos, va a estar en el mismísimo centro de la decisión.
En esta sociedad actual, en la que la sobreexposición absoluta que tenemos a la información nos hace consumir mucha de ella pero aislarnos por completo del pensamiento crítico, una vez ha calado el mensaje ya está un gran porcentaje del camino recorrido, porque por cada respondón que salga habrá un ejército dispuesto a demostrarle lo equivocado que está.
Pues bien, he salido respondón…..
No, no es verdad que las empresas pongan a los empleados en el centro de sus decisiones. Y no, no es verdad que hacerlo sea bueno, de hecho lo normal es que sea absolutamente catastrófico, y cuanto más grande sea la organización, mucho peor.
La razón es algo tan simple como que las personas somos individuos, por muy animales sociales que podamos ser y/o por mucho que nos pongamos la camiseta de la empresa para la que trabajamos. Como tales individuos, tenemos nuestros propios intereses, tenemos nuestros propios objetivos, sufrimos nuestras propias filias y fobias y el sesgo que las mismas nos genera, hay tareas que nos gustan más y otras que nos gustan menos y eso impacta en que aquello que nos gusta más lo hagamos aunque no aporte nada de valor porque estamos cómodos y esa comodidad nos lleva a pensar que aporta muchísimo (y viceversa con lo que no nos gusta).
¿Qué consecuencia tiene esto?. Que los que mandan en el día a día también son personas. Por tanto, tienen sus propios objetivos e intereses. Y manejan a sus equipos en consonancia a esos intereses y objetivos, intentando a veces alinearlos con los objetivos de la empresa, pero en muchos casos sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo por ello, incluso sin haberse preocupado de conocer dichos objetivos en muchas ocasiones. ¿Y cuáles son eso objetivos e intereses propios?. Pues no hace falta ir a Salamanca: desde mantener el puesto hasta ascender, pasando por el reconocimiento y prestigio individual. La frase “tenemos que sacar adelante este proyecto porque es importantísimo y estratégico” encierra en la mayoría de las ocasiones un “es mi proyecto, da igual que tenga sentido para la compañía, es lo que a mi me garantiza el sitio y por eso tenéis que trabajar en ello”. Dale a un absoluto gañán una gorra y un silbato y se creerá el mejor policía de tráfico de la ciudad….
Esto en organizaciones grandes se termina diluyendo, porque muchas de ellas son vacas lecheras en las que está asumida una base de costes y una rentabilidad, sin preguntarse qué parte de ese base de costes es realmente productiva y contribuye a esos ingresos generados casi por inercia.
No soy un gurú ni mucho menos, así que no espero que grandes directivos me hagan caso si digo que dejemos la engañifa de poner a los empleados en el centro y centremos el tiro en poner los objetivos de la empresa en el núcleo de todas las decisiones. Y si queremos poner personas en el centro, que sean los jefes (no, no los nuestros, sino a los que un grandísimo empresario español llama de esa manera). No, definitivamente no me harán caso, pero si al menos a alguno he hecho pensar, eso que me llevo (vaya, ya he caído en un objetivo personal).
Sin más, espero veros de nuevo durante el segundo año que mañana comienza. Gracias a todos.
Feliz aniversario! Un año y sumando contenidos de actualidad con poquito de picante 😊 A seguir!!
Madre mía, cómo pasa el tiempo.