Lecciones empresariales desde un vestuario
Esta vez parece que si que es cierto, en esta ocasión todo apunta a que Mbappe estará a las órdenes de El hombre tranquilo - no hombre, de John Wayne no, de Carlo Ancelotti.
Un hombre tranquilo que a buen seguro nos va a seguir dejando espectaculares lecciones de gestión aplicables al mundo de la empresa. De hecho, uno de los problemas de Carlo es que su gestión es tan brillante que a veces parece que es su único valor, pasando desapercibido su conocimiento técnico y táctico. Es decir, es tan buen líder que queda oscurecida su brillantez como ingeniero.
Me quiero detener en dos habilidades:
La primera, la sublime aplicación que tiene del - perdonen la expresión en inglés - disagree and commit, el cómo pone por delante de todo el estar comprometido con las decisiones empresariales aún con aquellas con las que no está de acuerdo. El posible fichaje de Mbappe es una decisión de club, digamos que en este juego Carlo es el COO y le viene una decisión impuesta por el CEO. No digo que necesariamente esté en desacuerdo con fichar a uno de los mejores del mundo, posiblemente no sea así, pero él quizás ha evaluado el coste de oportunidad y sabe que posiblemente esto signifique no poder reforzar su call center, los que se parten la cara en cada batalla, es decir su línea defensiva, algo que para él es una necesidad obvia. Pero, él si, sabrá hacer de la necesidad virtud. Acepta las decisiones empresariales, no sin manifestar su desacuerdo, pero pasando rápidamente página y poniéndose a trabajar por el bien de la compañía, sin decir una palabra más alta que otra.
La segunda, su liderazgo visto desde el prisma de cómo aborda el impacto humano de las decisiones empresariales en el grupo. Estamos ante un puñado de empleados de altísimo nivel, a los que de la noche a la mañana les cae encima un nuevo componente de la tribu que viene por defecto con mayor status que todos ellos y, muy posiblemente, con mayor remuneración sin importar lo que los que ya están en casa hayan conseguido, amén de con ciertas dudas justificadas sobre su capacidad de integración en un colectivo. Pongámonos todos por un momento en la situación: formamos parte de un equipo de alto nivel que ha conseguido unos resultados extraordinarios para la compañía que nos paga, liderado por un excelente jefe con el que existe una simbiosis casi perfecta, y de repente nos llega el CEO de la compañía con un nuevo ingeniero que va a cobrar mucho más que el mejor pagado de entre los miembros actuales del área y que es posible que “quite el curro” a uno di noi….O tenemos un líder bestial o la bomba de relojería estalla si o si. Eso es lo que se va a encontrar Ancelotti.
¿Qué podemos adivinar que hará en los próximos meses? Casi con total seguridad se dedicará a mimar a los actuales líderes del equipo, dar protagonismo a quienes se puedan sentir más amenazados por la nueva llegada,…..en fin, asegurar a quienes se parten la cara cada día por él que esto no va a cambiar, que va a seguir a su lado en busca de los objetivos conjuntos y que no va a olvidar el trabajo realizado. Y, por supuesto, que va a hacer todo lo que esté en su mano para que la nueva estrella se convierta en algo tan simple, pero tan difícil, como el ser uno más.
Mi consejo, háganme caso aunque no les guste el fútbol, si en su trabajo se encuentran un día en esa situación como gestores de un equipo, intenten analizar la gestión de Carletto y aprendan de ella. Encontrarán lecciones de liderazgo mucho más efectivas que algunas recetas de color de rosa que pululan por las redes.
Espero no equivocarme en el diagnóstico, si alguien puede manejar algo así es el italiano; porque su acierto significará que con casi absoluta seguridad pasaré en Munich el 31 de mayo de 2025 (ojalá junto a algunos de ustedes como es costumbre, aunque con algo más de decoro del habitual en estas ocasiones si vamos con los delfines).