Cuando comencé mi carrera profesional ocurrían poquísimas reuniones, aceptemos que yo era el becario y no me invitaban, pero no es eso lo que estoy diciendo sino simplemente que había pocas reuniones en general. Los “mayores” se reunían si había algo importante que discutir y luego, en función de lo que fuera, lo comunicaban al resto del equipo, solo a unos cuantos o incluso a ninguno; hablando en plata, la gente se dedicaba a trabajar, y en las reuniones se tomaban decisiones.
Así fueron pasando los años, diferentes trabajos, diferentes compañías, pero un denominador común, las reuniones eran algo no ordinario, y eso era precisamente lo que las hacía algo útil y, repito, lugar de toma de decisiones. Pero, poco a poco, la cosa comenzó a cambiar y la verdad que no sé muy bien cuándo, ni cómo, ni por qué; así, el mundo laboral se ha convertido para muchísimas personas y en muchísimas empresas en una sucesión constante de reuniones de todo tipo, desde los casi siempre inútiles “one to one” hasta los masivos y mucho más inútiles todavía “all hands” con parada intermedia en los casi siempre absurdos “team weekly”, con perdón del uso de esos anglicismos que tanto odio. Muchísimas personas miden la barbaridad que trabajan en kilómetros por hora, digo en reuniones por semana. ¿Cuántas personas repiten incansablemente el soniquete Puffff vaya semana, estoy hasta arriba de reuniones?. Si nos parásemos a pensar cuántas reuniones existen a día de hoy en las que no hay agenda, no se toman notas, no se sale de ellas con un punto de acción claro, por no hablar de las que hay n asistentes y n-2 no intervienen más que para decir buenos días o a veces ni eso, y si después de pensarlo además calculásemos el coste de las mismas, nos echaríamos las manos a la cabeza.
¿Dónde quedó la breve llamada telefónica para tratar algún asunto?. ¿Dónde se ha ido el ir a la mesa del compañero con el que tienes que tratar algo y despacharlo cara a cara en dos minutos?. ¿Dónde están los correos con comunicados a todo el equipo que, casi siempre, eran mucho más simples y efectivos que las reuniones masivas?. Joder, si es que hoy llamas a alguien y lo más habitual es que no te lo coja y te mande un mensaje diciendo búscame un hueco de media hora y vemos lo que sea. Y allí que te quedas con cara de haba mientras te pones a bucear en la agenda del individuo en cuestión con menos posibilidades de encontrar un hueco en ella que de que te toque el Euromillon.
Algunos lo intentan, instaurando cosas como los días sin reuniones o las horas del día en las que no se deben convocar, pero la gran mayoría no lo consigue, y no se consigue en muchísima medida porque son (quizás somos) muchísimos los que justifican (quizás justificamos) la barbaridad de carga de trabajo en el hecho de tener una ingente cantidad de anotaciones en el calendario.
Les tengo que dejar, que tengo una reunión; y además posiblemente ustedes también, aunque lo bueno de ello es que quizás sea tan sumamente inútil que puedan aprovechar la misma para leer este artículo. Si así es y como seguro que de la misma van a salir sin ningún punto de acción, les dejo yo uno, compartan este humilde cuaderno para que vayamos ampliando la familia.
pero como nos vamos a llamar por telefono si estamos reunidos?? jajajaja!
podríamos juntar las reuniones con el tiempo de producción de los power point correspondientes? daría para otro post quizás...
Totalmente de acuerdo contigo....ojo no digo que no sean útiles las reuniones sino que se ha perdido la esencia de las mismas....como bien dices...donde están las notas, la toma de deciones y ejecución después de las miles de reuniones que tenemos?