Lo reconozco, desde bien pequeño me ha gustado practicar una afición: el sillón ball. Me gusta casi cualquier deporte, aunque solamente el fútbol y el baloncesto me despierten una pasión más allá de la afición y a pesar de que, como sabéis algunos queridos amigos aficionados a ello, el motor me aburra soberanamente al punto de resultarme infumable.
He sido un afortunado, como muchos de ustedes, porque he podido vivir de primera mano la que creo que es la época más exitosa, de largo, del deporte español. Por supuesto, también una de las épocas más gloriosas de mi club de cabecera, tanto en el césped como sobre el parqué. Pero no solamente de mi club, reconozco que, por poner un ejemplo, he disfrutado como un enano de un tipo que ha vestido exitosamente dos camisetas que están en las antípodas de mis gustos, la del Barcelona y la de los Lakers.
Y, como olvidarlo, la época del más grande de los tenistas que haya dado jamás nuestro país.
Ayer anunciaba su retirada un estupendo jugador de baloncesto del Real Madrid, Rudy Fernández; casi a la vez, anunciaba Rafa Nadal su renuncia a jugar en Montecarlo, un lugar súper especial para él porque ha triunfado allí nada menos que once veces. Estoy convencido de que ese anuncio de Rafa no es más que estar un pasito más cerca de llegar al mismo anuncio que hizo Rudy, el hasta siempre; jugando a hacer cábalas, ¿se producirá el mismo después de jugar en Paris? Esa es mi apuesta…
Pero no les quiero hablar de eso, les quiero hablar de que, cada uno a su nivel, estamos ante dos tipos que merecen que su adiós sea un hasta siempre y vaya acompañado de un gracias por todo. En el caso de Rafa, creo que todos estamos seguros de que ocurrirá, aunque siempre habrá hueco para algún iluminado que quiera hacerse notar como aquel cantante que le afeó su lucha contra las lesiones diciendo que eso influía en que algunos trabajadores temieran coger una baja médica, tontos hay en todos sitios. En el caso de Rudy, seguro será diferente por vestir la camiseta que viste, pero a decir verdad las canchas de baloncesto siguen siendo un reducto de educación y respeto, cosa que posiblemente lleve a darle el reconocimiento que merece (digamos que este texto podría ser igual si en vez de Rudy hubiese sido un barcelonista como Ricky quien hubiese anunciado su retirada).
¿Y qué diablos nos estás queriendo decir?, imagino que pensarán algunos de ustedes. Pues bien, algo que para mi es importante y que en la sociedad actual se torna en cada vez más necesario. Estos dos señores tienen algo en común, que son una serie de valores desgraciadamente en desuso: una ética de trabajo descomunal, un saber luchar contra las adversidades absolutamente ejemplar, un respeto tremendo por el rival - nunca enemigo, rival -, un respeto aún mayor por el aficionado que paga su entrada por verles realizar su trabajo honrando ese esfuerzo que el aficionado hace entregando hasta la última gota de sudor.
En resumidas cuentas, esfuerzo, respeto, educación y compromiso. Valores en decadencia en el mundo empresarial, en absoluto desuso en la vida pública, inexistentes casi por completo en el submundo de las redes, y por ende, valores que empiezan a ser casi desconocidos por la juventud.
Por ello, por vuestra ayuda para mantener esos valores, hasta siempre y gracias por todo.
Impresionante