Cuando era niño, mi padre trajo un reproductor de vídeo a casa, algo totalmente inusual en su momento. Aquel aparato traía consigo múltiples novedades, entre las cuales estaba la posibilidad de reproducir películas en bucle, algo que ahora nos parece lo más normal del mundo pero no lo era hace cuarenta años.
Poco tiempo después de llegar aquel artilugio, cayó en mis manos una cinta que me acompañó durante muchos ratos muertos. La cinta contenía un documental, producido por el NO-DO, llamado Historia de cinco copas, y glosaba la historia de las primeras cinco Copas de Europa ganadas por el Real Madrid.
Así, y ante la imposibilidad de ver en directo a mi equipo ganar la Copa de Europa durante mi niñez, me imbuía de la grandeza de lo que aquellos tipos liderados por don Alfredo habían conseguido viendo aquella cinta una y otra vez, la memoria no me alcanza a saber cuantas exactamente pero muchísimas fueron sin duda alguna.
Aunque tuve la suerte de ver en directo dos finales de la extinta Copa de la UEFA, ambas con resultado favorable, me daba cuenta de que no era lo mismo, al fin y al cabo ni el Colonia ni el Videoton; posteriormente aquellas noches en Milan, Eindhoven o Munich se me incrustaban como puñales, y me hacían pensar que más me valdría seguir viendo aquel vídeo porque aquello no se iba a repetir jamás.
Y, de repente, llegó 1998, y un montenegrino hizo correr ríos de lágrimas por Madrid más de treinta años después, abriendo el camino para un mini ciclo de tres nuevos entorchados. Pero ese ciclo se interrumpió abruptamente, hasta que mi querida Lisboa dijo que ya estaba bien, que mi chaval jamás tendría que ponerse aquel documental en bucle, que el único bucle iba a ser el de la victoria y que los pequeños madridistas de su generación serían tan afortunados en lo deportivo como lo fueron quienes tenían su edad en la segunda mitad de los años cincuenta. Y así van seis, poco consciente de cuatro de ellas quizás, pero muy consciente de las dos últimas.
El caprichoso azar no quiso que pudiésemos estar en Paris, algo que terminamos agradeciendo viendo los acontecimientos posteriores; igualmente no hemos tenido la suerte de poder estar en Londres, de nuevo el sorteo no nos premió. Pero al menos, hemos podido disfrutarlo juntos y con el resto de la familia. Si a tanto disfrute le unimos olvidar durante todo el fin de semana la campaña electoral, miel sobre hojuelas.
Ojalá se de y nos quitemos pronto la espina, sea en Munich o en Budapest. Seguro que nuestro equipo nos seguirá repartiendo noches de júbilo.
Gracias Rafa por este articulo. Yo también pensé durante muchos años que no vería jamas una copa de europa Del Real Madrid (los alemanes y el PSG entre otros frustraron muchos sueños). Ahora parece lo normal pero no es así y así se lo digo a mis hijos, disfrutad porque esto es mucho mas excepcional de lo que parece.
FANTÁSTCO Y EVOCADOR