Hace poco más de año y medio, España se despedía de ese esperpento que supuso el celebrar un Mundial en el mes de diciembre. Lo hacía ante un rival que, sobre el papel, era netamente inferior como era el caso de Marruecos.
Aquel grupo lo componían veintiséis jugadores, al igual que el grupo que diecinueve meses después ha devuelto a España un título que no se conseguía desde hace doce años. Si jugásemos al clásico encuentra las siete diferencias entre ambos grupos, nos encontraríamos con que no existen siete diferencias sino que son en realidad nada menos que dieciséis.
De esos diez que repetían entre ambas citas, solamente seis fueron titulares en Qatar ante Marruecos; y por contra, siete de los que salieron de inicio ayer ante Inglaterra estuvieron en Qatar. Visto así, quizás parezca que la diferencia no es tanta, y que en realidad solamente se han cambiado piezas de relleno y que todo lo ocurrido en Alemania se explica por la tremenda aparición de un niño, del que allá por diciembre de 2022 ninguno habíamos oído hablar. Demasiado simplista para ser real.
Y es que debemos buscar la explicación completa atendiendo a la diferencia número diecisiete, que no es otra que el cambio de liderazgo en el grupo.
De un generador de ambiente tenso a un tipo con la calma por bandera; de un disfrutón de la hostilidad a alguien que valora la cordialidad; de la chulería a la educación. De la búsqueda del protagonismo propio a la obsesión por el triunfo del grupo; de los ataques de entrenador a la lógica en las decisiones. De comportarse como un fanático de un club a no mirar dónde juega cada cual. De la insensata vanidad curricular a la sencillez del esfuerzo discreto. De la estridencia de Twitch a la sobriedad de la capilla.
¿Con cuál de ambos prefieren ustedes trabajar? ¿Cuánto influye el ambiente de trabajo en el rendimiento? Yo lo tengo claro.
Muchas grandes lecciones para el día a día se pueden sacar del caso del actual seleccionador nacional de fútbol masculino en contraposición a su antecesor en el cargo. Me quedo con algunas….
Que fácil es hacer caer en el olvido a grandes profesionales solamente porque tienen eso que se suele llamar perfil bajo, sin obviar que en ocasiones eso es tan solo un eufemismo de este no, porque como no es un auténtico capullo no puede hacerlo bien. Que sencillo caer en el error de que alguien no puede ser un buen número uno porque alguien que trabaja en la sombra solamente puede aspirar a, como máximo, ser un gran número dos ó tres. Muchas veces hay personas a las que tan solo les hace falta que alguien crea en ellos y les deje demostrar su valía, sin importarles las voces en contra.
Que importante es que un líder sepa que su brillo es mucho mayor cuando no lo busca sino cuando busca que quien brille sea su equipo. El líder estrella, el que busca por encima de todo su lucimiento, termina estrellado sin remedio y, desgraciadamente, estrellando en muchos casos a su equipo.
Y, finalmente, que fundamental es que un líder sepa dar a cada miembro del equipo la capacidad de rendir donde mejor está preparado para hacerlo. Si tenemos a un brillante ingeniero, no lo pongamos a rellenar notas de gastos. Recuerden que el señor del Twitch en Qatar puso a uno de los mejores mediocentro del mundo a jugar de central, mientras dejaba en el banquillo a uno de los mejores laterales derechos del mundo para poner en su sitio a un centrocampista; durante el último mes, ambos han jugado mucho y muy bien en sus respectivos lugares, siendo dos de los cuatro o cinco jugadores más brillantes de España en el torneo.
Su brillo ha sido el brillo del líder humilde.
hola, tu artículo me resulta contradictorio con mis pensamientos, pero admito que tal vez en su momento estaba equivocado con aquel entrenador y la situación generada. Admito que los inicios de De la Fuente no son de mi agrado, apoyó (como el resto) a un "chuloputas" de medio pelo, y tal vez sea disculpable, no seré yo quien le juzgue. Hay que estar en la situación y el contexto, y después actuar según cada cual piense. A mí en ese momento me perdió. Pero admito que ahora la selección ha ganado a un gran entrenador. Siendo como es el fútbol, las mieles del triunfo le han sonreído, porque así es el fútbol, como la vida misma, un azar. ¿Qué hubiese pasado si Olmo no saca el balón bajo los palos en el último momento? nadie lo sabrá. Que podíamos haber perdido es una probabilidad. Pero salió cara. Y en eso consiste, en las caras y cruces que te encuentras en el camino. A de la Fuente le salió cara. A España cara. Y del ridículo con Marruecos hemos pasado a la gloria frente a las viejas glorias europeas. El cuento no ha podido tener mejor final.
Que gran Razón llevas amigo Rafa. Y es que por mucho que algunos (sobre todo los que nos gobiernan en Moncloa) lo intentan, no pueden evitar que a veces se vea lo muy bien que sabemos hacer las cosas cuando nos dejamos de imposturas, complejos y envidias. A veces basta con poner el talento a las órdenes de un líder para mostrar el verdadero camino. Sirva una vez más el deporte como ejemplo y guía de lo que deberíamos ponernos a hacer en este gran País .