Seguro que casi todos hemos oído en alguna ocasión la expresión “Tiene unos huevos como el caballo de Espartero”; expresión que no hace referencia a la valentía del caballo en la batalla, sino que es algo tan simple como aprovechar que Gibert, el autor de la estatua ecuestre situada en la madrileña calle de Alcalá, dotó al caballo de tremendos atributos. Y, aprovechando la tesitura, la expresión pretende glosar también la valentía del general, esta si reconocida tanto en la Guerra de Independencia como en la Primera Carlista.
Les digo esto porque la expresión viene al pelo para dos personas, que han sido noticia esta semana por distintos motivos pero ambos relacionados con el mundo del motor. Conviene aclarar que no soy un aficionado a los deportes de motor. Como decía el otro día en una conversación al respecto, creo que me aburre por el simple hecho de no entenderlo, nulo entendimiento derivado de ser un profano absoluto en la materia. Si algún día quieren oír o leer de MOTOR, así con mayúsculas, simplemente avísenme y les indicaré todo lo que un amigo, y pese a ello lector mío, tiene a su disposición.
Pero no ser aficionado al motor no me hace minusvalorar dos cosas que han ocurrido en los últimos días:
La primera, la victoria de Carlos Sainz en el Dakar. Si conseguir semejante hazaña con 61 años no es tenerlos como el mencionado caballo, que alguien me lo explique. Creo que, adicionalmente, la enseñanza que nos deja Sainz es absolutamente brutal en muchos aspectos: en motivación, coraje e ilusión, porque tener ese espíritu a esa edad después de haberlo ganado todo es un auténtico ejemplo; en otro aspecto, nos debe hacer reflexionar sobre la “costumbre” de deshacernos de empleados de cierta edad y, mucho peor, de no contratar a personas mayores de determinada edad, porque si un tipo de 61 años tiene ilusión es un crimen no aprovechar el talento ganado por la experiencia; y, por supuesto, que la pasta no lo es todo porque al bueno de Carlos le sobra como para no volver a subirse a un coche en su vida y pese a ello trabaja, trabaja y trabaja.
La segunda, es la obtención por parte de Madrid de la celebración de un gran premio de F1 a partir del año 2026; mi no afición hace que no me ilusione con asistir a las calles de Valdebebas a presenciarlo, pero si con el tremendo impacto económico y reputacional que esto va a generar en mi ciudad y en mi país. Esto es fruto del trabajo de muchas personas, pero no me negarán que lo de Espartero es absolutamente aplicable a la mujer que preside la C.A.M. Su empeño en generar riqueza para Madrid y sus habitantes, y de paso para el resto de España (IRPF de los empleos creados, IVA del consumo, IS de las empresas implicadas…) es absolutamente encomiable, y en mi opinión, fruto de tenerlos como los de Sainz, es decir, como los del équido. Empeño que también nos deja lecciones: un líder brutal no teme en rodearse de un equipo brillante en el que delega y por el que da la cara siempre, y un equipo brillante en el que se delega sabe reconocer a un líder brutal, creando así un círculo virtuoso; y por otro lado nos deja ver que todavía hay políticos que, no siendo técnicos, son capaces de gestionar con la vista puesta en buscar el interés y bienestar de sus gobernados.
Gracias a ambos por hacerlo posible, gracias por permitirnos poder comentar alegrías ante tanta podredumbre moral a la que asistimos.
No puedo estar más de acuerdo Rafa. Dos grandes ejemplos de que aún hay esperanza en nuestro país.