La comunicación escrita y la comunicación no verbal son claramente formas de comunicarse muchísimo más complejas que la comunicación oral. En ellas, el riesgo que asume el comunicador de ser malentendido por los receptores es muchísimo más alto, en la escrita por la dificultad de interpretar el tono y en la no verbal por la enorme complejidad que estriba en la interpretación del gesto, pese a algunas ocasiones en las que es tremendamente fácil descifrar lo que sin palabra alguna se manifiesta.
A la interpretación, sea acertada o no lo sea, ayuda también sin duda el altavoz mediático, mucho más en esta era de hiper comunicación que nos toca vivir. No solamente por aquellos casos en los que nos dicen lo que debemos interpretar sino también por otros en los que, para evitar que interpretemos, se ocultan deliberadamente.
Caso uno, en el que nos han dicho lo que debemos sacar en claro de un gesto: el lateral derecho titular de la flamante selección campeona de la Eurocopa no ha tenido reparo alguno en utilizar el lenguaje no verbal para expresar claramente su opinión respecto a la segunda autoridad del Estado. Con la mano baja, posiblemente poco firme y mirada esquiva, no dejó mucho espacio para la duda acerca de las emociones que en él se manifestaban. A partir de ahí, bombardeo mediático, algo que es de suponer que él tenía claro que ocurriría; quién sabe si incluso buscando que los disparos de los equipos de opinión sincronizada tuvieran un blanco fácil para así proteger a otros compañeros que tuvieron actitudes muy similares y de los que, posiblemente gracias a él, no se ha dicho gran cosa.
Caso dos, el que nos ocultan deliberadamente: hay algo mucho más difícil de interpretar que la simple comunicación gestual, y es la comunicación no verbal que acompaña a una comunicación oral. Las manos y la cara son grandes aliados o enemigos, según los dominemos, pero son algo tremendamente difícil de interpretar si no se es experto en ello, yo no lo soy. Pero hay algo a lo que es fácil dar significado: a quién te diriges en tu alocución y qué protagonismo buscas en ello.
¿Nos hemos parado a pensar por qué la primera autoridad del Estado se dirige a los campeones cara a cara, mirándoles a ellos aún a sabiendas de que eso significaría dar la espalda a las cámaras?
Por contra, ¿hemos reparado en el hecho de que la segunda autoridad, es decir, alguien inferior en rango, habla para esos mismos ganadores sin mirarles y centrando su atención en el lucimiento propio que le brinda la mirada a cámara?
Pongan por caso que ustedes son líderes en sus empresas: ¿hablarían a sus equipos dándoles la espalda? Si lo hicieran, ¿tendría algo de extraño que su confianza y credibilidad quedasen reducidas a escombros?
Sitúense si no en el caso más común, y es que ustedes sean liderados: ¿les parecería de recibo que sus responsables se dirigieran a ustedes sin mirarles? En tal caso, ¿serían capaces de mantener el mínimo aprecio por esa persona?
Que cada cual reflexione.
Me ha gustado mucho el articulo Rafa, muchas gracias. No hay nada dejado al azar en la comunicación hoy en dia pero la mayoría de la gente no se da cuenta asi que el mensaje subliminal cala sin problemas.
Lo del mundo hiper mereceria un post por si solo creo: hiperpolarizacion, hipersexualizacion, hípercomunicación… hay mas seguro!!! Hiper Goeblizacion??😉
Gracias por tus reflexiones siempre acertadas. Feliz verano!