Leo a mucho gurú, o aspirante a tal papel, que proclama a voz en gritos que el partido ganador de las elecciones europeas en España es la abstención y que esto es un síntoma de que la gente está harta de la clase política actual y, por tanto, que es un mensaje para que cambien, se vayan, nos dejen en paz, y demás proclamas más o menos rimbombantes. A lomos de estos gurús se magnifica la distribución, a través de los teléfonos, de imágenes que componen un Parlamento con la abstención ocupando la mitad de los asientos.
Bien, que el ganador de las elecciones es la abstención es un dato irrefutable, y el dato mata al relato. Pero precisamente porque el dato mata al relato, todos esos cuentos que relacionan la abstención con la situación actual, no dejan de ser historias para airear cierto conocimiento impostado o vaya usted a saber qué espurio interés.
¿Por qué? Pues es muy simple: la participación en las recientes elecciones europeas en España es la más alta desde 1989 si obviamos aquellas convocatorias en las que han coincidido los comicios europeos con otros de ámbito autonómico o local. En aquella ocasión, primera vez que solamente tocaba meter el sobre europeo en la urna y primera vez que se votaba en España a la vez que en otros Estados de la Unión, se alcanzó un 54,7%; desde entonces, jamás se ha alcanzado el 50% si no ha sido haciendo coincidir las europeas con alguna convocatoria de índole local o autonómico. El promedio de participación en las tres votaciones en las que no ha habido convocatorias simultáneas, años 2004, 2009 y 2014, ha sido de un 44,6%. El pasado domingo fue de un 49,2%…
No seré yo quien se dedique a decir bulo, fango, seudo medios y demás términos repetidos sin descanso por todo ese aparato al que algunos llaman equipo de opinión sincronizada. Y, ni por asomo, seré yo quien defienda ningún tipo de organismo verificador de opiniones, faltaría más.
Pero si que creo que merece la pena hacer un par de reflexiones:
En primer lugar, si existe desinformación es porque existe gente con ganas de ser desinformada; si el ciudadano medio tuviese un poquito más de interés y un poquito más de espíritu crítico, podría filtrar mucho mejor lo que le llega y poderse formar una mejor opinión. Ojo, hablo de desinformación como sinónimo de contar las cosas sin el contexto adecuado, no como sinónimo de mentira; como dije antes, la victoria de la abstención no es mentira ni mucho menos, pero las opiniones que se vierten alrededor de ello no cuentan con el contexto adecuado.
Si, quizás este ejemplo de pérdida de espíritu crítico es nimio, pero creo que refleja que la sociedad está dispuesta a cacarear sin despeinarse cualquier argumentario que le pueda llegar, y eso es lo que lleva sin remedio al Game Over de los videojuegos o al The End del cine.
En segundo lugar, ¿el like o el click justifican los medios? ¿Cuánto puede generar un tipo en una red social cualquiera por publicar ese sesudo análisis - nótese la cursiva - sobre la abstención? ¿Es socialmente sana ese ansia por la visibilidad a cualquier precio? ¿De verdad soltar cualquier cosa desde la atalaya de una superioridad moral impostada apalancada en el desconocimiento medio de la masa es bueno para la construcción de ese Santo Grial moderno llamado marca personal? ¿O es que hemos comprado todos sin remedio aquello de la verdad es la realidad?
Quizás sea bueno que empecemos a distinguir mejor el grano de la paja…
Buenísimo