13 Rue di Genoa
En la fantástica 13 Rue del Percebe, el genial Ibáñez daba lugar a una serie de historietas hilarantes que terminan casi siempre por arrancar la sonrisa, cuando no la carcajada, del lector. A través de la repetición y ciertas dosis de costumbrismo, Ibáñez conseguía que quien se enfrentaba a este comic terminara desarrollando una cierta familiaridad con los personajes, haciendo así que la repetición no llevara a la monotonía.
Si bien la historieta fue publicada por última vez en 1970, con un especial puntual en 2002, hay quien se empeña en seguir intentando mantener el legado desde otro número 13 en el que se suceden los despropósitos y las situaciones absurdas, aunque con un pequeño gran matiz que es no entender que no todo lo absurdo es gracioso. Ese número 13 no está en la Rue del Percebe, sino en una céntrica calle madrileña, habitado por una serie de inquilinos que, una vez más, han visto como la batalla del relato les ha adelantado por la derecha sin solución de continuidad.
Sí, los de ese número 13 pueden decir que ganaron ayer, como también pueden decirlo de lo sucedido, en dos ocasiones, hace poco más y poco menos de un año; sin embargo, la batalla del relato la volverán a perder porque han vuelto a demostrar una incapacidad manifiesta en todo lo relacionado con la comunicación, además de en una de las más elementales estrategias de marketing que no es otra que entender a tu cliente y al cliente de la competencia. Si eres un supermercado en España, tienes que entender mucho mejor el por qué la gente compra en el imperio valenciano que los motivos para ir a comprar a tu súper y tratar de competir a través de ese entendimiento; porque si te limitas a saber lo que mueve a tus clientes fieles es imposible que hagas crecer tu base.
Haber comprado el relato del plebiscito, sabiendo positivamente que la mitad de los españoles iba a pasar olímpicamente del tema, es un error garrafal. Si salía bien, el Presidente siempre se podría agarrar a la baza de la escasa participación; si salía regular, como ha sido el caso, el asidero consistirá en que hay tantos a favor como en contra. Si con la que está cayendo el rival construye unos cimientos indestructibles en el 30%, no adivinar que el personaje se va a sentir absolutamente legitimado y va a pasar a un furibundo ataque, es de una cortedad de miras cada vez más inexplicable y frustrante.
Caer en ese relato consistente en agitar el miedo a un lobo feroz sin darte cuenta de que el cliente temeroso de ese lobo ha comprado que tú formas parte indisociable del mismo por mucho que digas que no es así, es de una bisoñez tal que sigue asombrando.
Pero, por encima de todo, su error reside en no haber sido capaces de prever que los socialistas españoles representan la mayor potencia socialista de la UE, y que la líder popular europea se echaría en sus brazos sin remedio con la excusa de evitar el auge de quienes aspiran a moverle la silla, su única preocupación. ¿Qué apoyos se pueden recabar en Europa si la pérfida Ursula necesita a Epístolos I como un niño a su peluche cuando se apaga la luz?
Me temo que el camino está escrito, que nos esperan nuevos y brutales giros en el guion, y que pase lo que pase con el futuro del filósofo, su amo tiene todo en su mano para perpetuarse sin siquiera despeinarse.